
Aunque Rosas evitó avanzar en la organización del Estado, consolido y defendió el reconocimiento de la Confederación Argentina como un Estado soberano y políticamente independiente.
Juan Manuel de Rosas gobernó entre los años 1829-1832 y 1835-1852. Los hacendados ganaderos de la provincia de Buenos Aires y los comerciantes exportadores se consolidaron como el grupo social de mayor poder económico del país. El gobernador contribuyo a su expansión económica manteniendo “el orden necesario para los negocios”
En los primeros meses de su gobierno, Rosas ordenó la depuración del cuerpo de funcionarios y hubo numerosas cesantes en los cargos de gobierno. Muchas veces recurrió a la violencia como método de disciplinamiento. Persiguió a sus opositores (los “Salvajes Unitarios”) y a los federales que consideraba traidores.
En 1831 se firma el Pacto Federal (del cual hablaremos mas adelante con mayor detalle), en que se establecía una alianza entre las provincias contra toda agresión externa. Fue firmado por Buenos Aires, Santa Fe Entre Ríos y Corrientes. Establecía que debían invitar a las demás provincias a reunirse y arreglar la unión como un gobierno federal. Si bien Buenos Aires firmó el Pacto no era partidario de compartir las ganancias del puerto de Buenos Aires con el resto de las provincias.
En la década de 1840 la economía de Entre Ríos creció notablemente. La ganadería se fue especializando en la cría de caballos. Durante el bloqueo anglo-francés al puerto de Buenos Aires, Urquiza logró comercializan su producción por Montevideo, comerciaba caballos con los ejércitos de Buenos Aires y del exterior. La creciente economía de Urquiza molestó a Rosas, quien pretendió imponer en Entre Ríos restricciones que afectaban el desarrollo de su economía. Urquiza, entonces, se distanció de Rosas.
Por una serie de razones que más adelante detallaremos Entre Ríos se dispuso a enfrentar a Buenos Aires, Urquiza contó de inmediato con la alianza de Corrientes y con el apoyo militar y financiero de Brasil.
Urquiza y Rosas se enfrentaron en Caseros el 3 de febrero de 1852. Cuando Rosas estuvo seguro de su derrota, se retiró de la batalla. Redactó la renuncia a su cargo y se exilió en Inglaterra.